Mi vieja calculadora.

Mi primer instrumento de cálculo fue una regla de cálculo de la casa Faber-Castell, idéntica a la de la foto. Fiel compañera durante muchos años acabó en el fondo de un cajón,desplazada y humillada, por una flamante calculadora electrónica.
No contento volví a traicionarla una segunda vez, regalándosela a un buen amigo. Ahora, este, la guarda, celosamente, en su "baúl de los recuerdos".

Comentarios

  1. Yo conocí a virtuosos que a las funciones trigonométricas, le sacaban tres decimales!!!

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  2. La verdad es que, con tan poca cosa, se podian hacer verdaderas virguerias. Había unas bastante grandes, de madera, que eran una maravilla. Y luego estaban las circulares....
    Un abrazo.

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